sábado, febrero 23, 2008

Amigos

Quien tiene un amigo... tiene un problema.

Y si no, que se lo digan a estos dos:

- Tú mataste a mi padre... ¡Ahora me vengaré!

- Te equivocas. Yo... ¡Yo soy tu padre!... Ups, espera, que me confundo de película. Quiero decir... Tu padre era un hijoputa chalao vestido de verde y se mató él sólo. Yastá. Arreglado. Ahora seguimos siendo colegas como siempre, ¿ok?

- No sé... Creo que durante un tiempo te guardaré rencor e intentaré vengarme. Y quizás luego haga las paces.

- Pos la has cagao, macho. No sabes el final tan previsible que tiene ese comportamiento en las pelis.

El mío es esta amiga española (nombre ficticio: Yateko Geré) que estuvo viviendo durante varios años aquí en Tokio.
El año pasado, por algún misterioso trauma, decidió desertar y volver a Españalandia, dejándome indefenso ante las hordas de japoneses nipónicos.
Chungo. Pero bueno, es su vida. Hasta aquí, todo bien.

Pero hace poco recibí un mail suyo que empezaba así:

- Ayúdame, Don-Guri-Kenobi. Tú eres mi última esperanza.

Si yo soy la última esperanza de alguien, es que la cosa tiene que estar bien jodida. Seguí leyendo.

- Como emigrante retornada que ha trabajado en el extranjero, tengo derecho a un desempleo. Pero necesito unos documentos que tiene que expedir la Embajada de España en Tokio y el plazo para presentar los papeles termina pronto. Mandé un mail a la Embajada, pero no me contestaron. Les envié otro mail tres días después, y tampoco. Por favor, ¿puedes llamarles y preguntar qué pasa?

¡¡¡¡Llamar a la Embajada!!!! No podía pedirme un favor más sencillo, como derribar la pirámide de Keops a cabezazos, enseñar a cantar a un ladrillo o resucitar a Elvis. Suicidarme era una opción, pero supuse que dolería, y soy alérgico al dolor.

¿Las 12 tareas de Hércules? ¡Ja! Es poco sabido, pero originalmente eran 13. La última era conseguir información últil de la Embajada, tarea en la que fracasó. Zeus lo condenó a que en el futuro se hiciera esta pelicula protagonizada por Lou Ferringo.

Aclaro que coronar con éxito una misión referente a la Embajada de España en Tokio puede ser una odisea. Especialmente por teléfono. O quizás sea que me tienen el número pillado. Sea como sea, rara ha sido la vez que he conseguido una atención pronta y eficaz. El récord fue aquella vez que tardé tres días en conseguir que me atendieran. Y sólo lo conseguí mediante, si se me permite la inmodestia, un hábil Truco Choricil (que no revelaré aquí por si alguien de la Embajada lo lee y toma contramedidas).
Por eso, si ya tiene tela conseguirlo desde el propio Tokio, se comprenderá que desde España el sufrimiento sea elevado al cubo.

Así que, resignado a mi suerte (mala suerte), me pongo a ello. La cosa empieza como siempre. Pero esta vez no tengo paciencia: recurro al Truco Choricil y me atiende una mujer con acento japonés. La conversación va más o menos así.

- Buenos días. ¿Qué desea?
- Verá, llamo por una amiga que vivía en Tokio y ha regresado a España. Necesita un certificado de ***** y otro de *****. Es un poco urgente.
- Bueno, dígale a su amiga que nos mande un fax o un mail con sus datos personales, y le contestaremos.
- Ya lo ha hecho. Y dos veces. Pero no tiene respuesta. Por eso me ha endosado a mí el muert... Digooo... Me ha pedido que les llame.
- Hmmm... Un momento

[Espera]

- ¿Oiga? ¿Me puede decir el nombre de su amiga?
- Yateko Geré. Y griega, a, te, e, ka, o. Ge, e, erre, e.
- Y griega... a... te... ¿e?

Está claro que la tía se ha hecho la picha un lío. Repito desde el principio. Dos veces más. La verdad es que mi amiga no tiene un nombre demasiado común. Y menos para hacérselo entender a una japonesa. Si se llamara Ana Martín, las posibilidades de éxito de la llamada habrían sido más altas.

- ¿Y su teléfono, por favor?
- Eso no lo sé. Pero por horario, a ella le resulta difícil llamar. Su talla de sujetador tampoco la sé, aunque así a ojo, debe de ser...
- No le he preguntado por la talla de sujetador.
- Ah, ¿no? Perdón, ha sido un lapsus. No sé en qué estaría pensando.
- ¿Tiene mail?
- Claro. ¿No le he dicho que les ha enviado dos? Su mail es el nombre todo junto. Se lo deletreo otra vez: y griega, a, te, e, ka, o, ge, e, erre, e, arroba, talcual punto com. yatekogere@******.***
- Ajá

Es un “ajá” que me suena a que se ha perdido en la tercera letra y posiblemente acabe enviándole el mail a un aborigen australiano que vive en una cueva con un ornitorrinco tuerto por mascota y una conexión Wi-Fi.

La conversación acaba diciéndome que le enviarán un mail. Yo le doy las gracias y cuelgo. Me resigno a que mi amiga está perdida. Luego le rezaré a San Judas Tadeo, patrón de los imposibles.


Le escribo a Yateko que ya he hecho la llamada. Tres días después me responde (ya habéis visto que mi amiga siempre da señales de vida a los tres días, como Jesús): siguen sin ponerse en contacto con ella, y se ha resignado a llamarles a las horas intempestivas que suponen la diferencia horaria y el horario de atención de la Embajada.

Según me ha contado, no tuvo problemas para que le cogieran el teléfono. Ilusa. Eso lo hacen para que te confíes. En cuanto le expuso el caso, la persona que le atendió le explicó el procedimiento que debía llevar a cabo, cerrando elegantemente el bucle infinito de atención al cliente:

- Mándenos un mail.


NOTA: Post publicado con el consentimiento de la individua.

Etiquetas:

domingo, febrero 03, 2008

Lo que uno se encuentra por ahí (editado)

Hoy empezó a nevar de madrugada y por la mañana la ciudad ya ofrecía un aspecto tal que así:

Había vistas más atractivas, pero le hice la foto a este descampado. Cosas que pasan.

Resulta que cuando está nevando me gusta salir a dar un paseo. Aprovechando que tenía que hacer unas compras me di una vuelta por ahí, y me llevé la cámara por si acaso.
Por el camino me encontré algunas cosas interesantes... que no fotografié porque con el frío, el paraguas abierto y los guantes puestos, me daba una pereza tremenda sacar la cámara.

De todas formas, era imposible dejar pasar por alto hallazgos como este muñeco de nieve:


Estaba a la entrada de un local parecido a una confitería / tienda de té. Si os fijáis bien, los ojos están hechos de chocolate, y la nariz y la boca con fresas. Si te comes el muñeco, ya tienes el postre resuelto.

También, este pulpo un tanto siniestro:


Vale, confieso que lo dibujé yo. No era tan fácil como esperaba.

Pero el primer puesto en el ranking de cosas curiosas fue el cartel de esta clínica (sí, lo habéis adivinado: este es uno de esos posts en los que os desafío con un cartel extraño):


La pregunta, evidentemente, es... ¿De qué creéis que es la clínica?
Algunas sugerencias:

a) Una clínica de Pacmans
b) Una clínica de Triángulos Azules
c) Una clínica de Pacmans y Triángulos Azules.
d) No se me ocurre otra cosa

La solución, dentro de unos días, en este mismo post.
El acertante recibirá por e-mail un premio sin ningún valor (pero con todo mi corazón bellotil)

. . .


Bueno, pues aquí va el cartel sin pixelar. Se trata de...


¡Una clínica del aparato digestivo! (Si pulsáis en la imagen para que se abra en grande -y leéis los kanjis- lo podréis ver mejor)
Pensándolo bien, la cosa tiene su lógica (lógica japonesa, claro está). Si miramos bien una pantalla de Pacman:


Comprenderemos que, después de comerse todas esas bolitas, el pobre tiene que acabar con una indigestión de campeonato.

Los resultados del concurso, en los comentarios.

(¿Cómo? ¿El triángulo azul? Ahhhh... Misterio misterioso)

Etiquetas:

/* GOOGLE ANALITICS */