martes, noviembre 11, 2008

Encuentros en la tercera fase con Don Guri (2ª parte)

En el post anterior, dejamos la historia cuando el Cuarto Ángel ve acercarse a un individuo occidental al lugar donde había quedado con Don Guri.

Era Don Guri. De lejos no le había reconocido porque no llevaba su típico jersey rojo con el que yo esperaba verle. “Es que cada año, por estas fechas, acostumbro a llevarlo a lavar”, se excusó. En su lugar llevaba una camiseta con diseño propio: Al famoso gatito erguido con la patita levantada conocido como Manekineko, le había colocado en dicha pata un enorme cuchillo ensangrentado y su simpática carita tenía ahora una expresión psicópata. Debajo se leía: MANIAKONEKO. Muy ingenioso. El tio hasta lo tiene registrado. Yo por mi parte llevaba una camiseta con un eslogan publicitario que decía: CALCETINES MOYA, DESDE LOS PIES HASTA LA..........¿PO.....R QUÉ NO SE LOS COMPRA?

A la izquierda: manekineko. Un gato que suele estar presente en la entrada de restaurantes y tiendas japonesas, y se supone que trae prosperidad y tal. A la derecha, maniakoneko.

Bastante cabreado por su tardanza, pasé de saludos y le espeté:
- ¡Joder, tio! ¡Llevo una hora esperando!
- Perdón. Las voces, que dijeron que limpiara las armas. -me respondió con la mirada perdida.
Coño, que excusa más buena. Cualquiera discute con alguien que te suelta eso.
Después de los saludos decidimos ir a un restaurante cercano a comer. Siento decepcionar a las posibles fans que tuviera, pero, al igual que yo, facialmente Don Guri no es muy agraciado. Lo cual me hizo sentirme más a gusto y compenetrado con él, pues yo también sé lo que es que tu madre te acaricie con una rama [Debo decir que aquí, el Cuarto Ángel exagera. Modestia aparte, tengo un careto bastante agraciado, como muy bien pueden atestiguar todas las chicas que me han conocido... después de la quinta cerveza. Por otra parte mi madre jamás me acarició con una rama. Simplemente, me ponía primero una bolsa de papel en la cabeza].
-¡Joder, tio! ¡Vaya barrio al que te has venido a vivir! -le comenté mientras caminábamos.
- ¿Cómo? Por favor ponte a mi derecha porque por este oído no oigo muy bien.
Al parecer su sordera viene del día que nació, cuando la comadrona le encajó dos ostias al confundirle la cara con el culo.
- Digo que vaya barrio al que te has venido a vivir. ¡Qué gente!
- Si, bueno, ya les he pedido perdón. De todas formas, es un barrio con mucha vida.
”Hasta que fumiguen”, pensé yo.

Por fin llegamos al que probablemente sería el restaurante más cochambroso de Japón y no pude reprimir una mueca de asco.
- No te dejes engañar por su aspecto exterior -me dijo Don Guri al notarlo- Se come muy bien.
Tenía razón. El exterior no le hacía justicia. Por dentro era aún peor. Hasta una rata se ofendería si la hallaran allí muerta. El único sitio donde se podía encontrar higiene era en el diccionario.
Como él era más experto en temas culinarios, dejé que pidiera.

Mucho sushi y mucho rollo, pero en cuanto prueban el jamón ibérico y la tortilla de patatas se les hace la boca agua.

Mientras comíamos me habló de sus duros principios en Japón cuando trabajó como ayudante de un luchador de sumo, limpiándole el culo después de cagar porque él no llegaba. Ahora le había dado por la fotografía y preparaba una exposición sobre perros atropellados. No sé yo.
En un momento de la comida nos trajeron unas semillas de soja fermentadas, viscosas y malolientes, llamadas natto. Su sabor es equiparable a lamer el suelo de unos urinarios públicos en Calcuta [Aquí iba a hacer la broma de “¿Y cómo sabe él a qué sabe el suelo de unos urinarios de Calcuta?”. Pero sería una bajeza por mi parte, así que me abstendré de semejande comentario]. Por eso, cuando al terminar la comida Don Guri me preguntó que si quería algo de postre, le respondí veloz:
-Una ambulancia.
Tuvimos más anécdotas juntos, como el día que me llevó a jugar al golf a un recinto especial en el que en lugar de pelotas usan sapos vivos, pero describirlo heriría sensibilidades... sobre todo, sensibilidades de sapos. Así que me despido.
Ha sido un honor colaborar contigo.
Hasta siempre.

Bueno, ya habéis visto el talento que tiene el condenado. Semejante talento se desperdicia vaya usted a saber en qué indolencias y vicios, mientras yo tengo que estrujarme el cerebro para desarrollar temas en cada post.
Ya sabes, Cuarto Ángel: cuando quieras, tienes un espacio en este blog. Y no solamente no te pediré nada a cambio, sino que tampoco te lo daré.

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5 Comments:

At 2:44 a. m., Blogger Charles X said...

Me parto. No literalmente porque sería como S. L. Jackson en "EL PROTEGIDOL", pero casi.
¿Que hace tanto arte en la tierra donde la gente no tiene ojos, sino dos puñaladitas en un cartón?
Me pareció bastante curioso, de hecho, quisiera yo mismo vivir la experiencia del encuentro japanense (gantz me posee), pero tengo la cartera llena de papeles, que no de billetes,y me queda un poco chungo tirar para esos lares.
Algún día me pegare la escapada...
:***

 
At 10:51 p. m., Blogger Don Guri said...

Pártete sin miedo, que aquí en el Chorizonte tenemos un servicio de recomposición que te dejará como nuevo (literalmente: te dejaremos una forma que nunca nadie ha visto antes).
Y nada, nada. Si algún día aterrizas por aquí nos tomamos una cerveza (o cinco).

 
At 7:27 a. m., Blogger Gato said...

¡¡Guala!!! ¡¡Yo quiero una camiseta con manekineko y maniakoneko!! Uno por delante y otro por detrás.

Volar a Japón debe ser caro... ¿no?

 
At 7:29 p. m., Blogger Rebilated said...

:) , dále un usuario al cuarto angel para tu blog, y montaros un plutónverbenero pero más japonés... plutonvelbenelo o yo que sé, así además, cuando uno vaguee estará el otro para seguir posteando.

 
At 12:43 a. m., Blogger Don Guri said...

Gato: Y además de caro, pesao, tantas horas metido dentro del avión. Siempre puedes probar a imprimirte los gatos de este post, hacerles una ampliación y estampártelos en una camiseta. Creo que quedaría una camiseta muy pixelada, pero de lejos no se notaría.

Rebilated: Lo decía en serio: yo le daba no sólo un usuario, sino el blog entero. Pero es que él no quiere. Le enseñaré tu comentario, a ver si sirve para presionarlo.

 

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