miércoles, agosto 09, 2006

¡A la basura! (4): Basura reciclable

Para los garrulos que no hayan leído los posts anteriores:
¡A la basura! (1)
¡A la basura! (2): Basura combustible.
¡A la basura! (3): Basura incombustible.
¿Ya? Pues venga, a seguir...


Basura reciclable...
Nos ha jodío. Como si el follón de la basura combustible y la incombustible no fuera para reciclar, sino para pasar el rato.
Pero en fin. Supongo que algún nombre habría que ponerle a este grupo.

Basura reciclable. Algún desalmado ha tirado además bolsas de plástico.

Esta basura se recoge los miércoles, y se compone de:
  1. Latas. Esto es lo más fácil. Ah, cuidado. Que también hay que limpiarlas antes... Si te cortas con los filos, limpia bien la sangre, por favor.
  2. Cristal. Botellas y botes limpios, por supuesto. Y sin tapas ni tapones, por supuesto.
  3. Papel y cartón reciclable. Esto es: un kleenex usado se tira a la basura combustible. Pero las revistas, los cartones grandes, las hojas de correo comercial, etcétera, se tiran aquí porque se reciclan de manera diferente.
Ahora bien: ¿dónde está el límite entre un papel reciclable y uno simplemente combustible? ¿Hay alguna oscura normativa escrita en algún lugar? Nadie lo sabe.

¡Pero ojo! Que aquí los virtuosos pueden demostrar sus conocimientos. Porque no basta con meter los papelotes en una bolsa. Eso está mal porque las bolsas no son reciclables. Hay que atarlos con un cordelito, con un buen nudo que no se deshaga y se desparramen los papeles:

Vecina 1: ¡Vaya birria de nudo el de tu paquete! Eso no aguanta ni diez minutos.
Vecina 2: Qué pasa. No todas podemos tener un marido marinero.
Vecina 1: Mi Akira hace unos nudos que ni el Popeye.
Vecina 2: Sí. Y también sabemos eso de “en cada puerto, una mujer”.

“Me han dicho que por aquí hay que atar unos papelotes...”

Y para los que vayan a por nota, también hay cierta subdivisión de cartones corrugados y no sé qué hostias. Como mi CI no da ya para tanto, lo ato todo junto y que se recicle el sol por Antequera.

...Pero a veces, la cosa puede complicarse.
Pongamos como caso una situación hipotética, imaginaria, ficticia: me he ido comprando algunas revistas porno.
Y supongamos también que vivo con mi mujer / novia / padres... que vienen mi jefe y su señora a cenar... En fin, que hay que quitar las revistas de en medio, y son tantas que el bulto de esconderlas debajo de la alfombra resulta bastante sospechoso.
¿Cómo me deshago de ellas?

Revistas porno en Japón: Comprometido adquirirlas; más comprometido tirarlas.

Lo más normal sería tirarlas a la basura reciclable con nocturnidad y alevosía. Pero esto no funciona, porque en el momento en que las ate y baje a depositarlas en el lugar de recogida, por la ley de Murphy aparecerá el dueño del piso de alquiler donde vivo y me rescindirá el contrato por pervertido (y además se llevará las revistas como prueba).
Tampoco puedo tirarlas a la basura combustible de los lunes dentro de una bolsa, porque eso sería un crimen ecolo-reciclable e iría al INFIENNO.
Ni soñar con mezclarlas con la basura no combustible.
Y por la ciudad no hay papeleras.
¿Solución? Venga, cinco segundos para pensarla.
. . .
Tu, tuu, ru, tu, tuuu
. . .
¿Ya? ¡Tiempo!
¡Efectivamente!
¡Comérselas!
Así que ya lo sabes: cuando veas a un japonés gordo por la calle, no es que tenga un desorden alimenticio. Tiene un desorden sexual.
(Hmmm... Después de escribir esto, a ver cómo explico este michelín que me ha salido...)

Ay, pillín, pillín...

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1 Comments:

At 6:35 a. m., Anonymous Anónimo said...

Que se te olvida la opción principal para deshacerse de ese "material delicado" que en una situación hipotética, imaginaria, ficticia, pudieras tener por casa: irte al metro y dejarlo encima del "amidana". Seguro que no tarda mucho en desaparecer y convertirse en problema de otro...

Aunque no creo que pasase lo mismo si en lugar de eso dejases el especial de economía dominical del Asahi Shinbun (o espera, quizás sí, que estos japoneses...)

 

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