domingo, agosto 20, 2006

¡A la basura! (5): Basura grande

Para los mastuerzos que se hayan perdido las anteriores entregas:
¡A la basura! (1)
¡A la basura! (2)
¡A la basura! (3)
¡A la basura! (4)
¿Al día? Po venga, que no se vuelva a repetir...


Hoy toca la basura grande: un televisor que se ha roto, ese ordenador obsoleto, el frigorífico que la ha espichado, aquel armario viejo que vamos a cambiar...
Se tira los sábados, y hay que avisar al servicio de recogida.
Te cobran según el volumen del trasto y... No veas qué faena. No sólo te gastaste un riñón cuando lo compraste, sino que tienes que soltar más dinero para deshacerte de él. Estas son las cosas de la vida que le provocan a uno estrés.

“Y una leche voy a pagar dinero por tirar la tele del bisabuelo. La usaré hasta que se fosilice”.

Así que, en lo posible, uno va retrasando el momento de tirar esos objetos ya inservibles. Pero el espacio de una casa es finito, y un día llega el doloroso momento de decidirse a tirar algún mueble u objeto voluminoso.
El método más usado es el llamado “de fragmentación”:

Mujer: Tenemos un montón de basura incombustible. Ya no hay donde meterla.
Marido: Habrá que hacer sitio. ¿Qué te parece si tiramos el sofá de tres plazas?
Mujer: De acuerdo. No veo otro remedio.
Marido: Pero... ¡Un momento! Si tiramos el sofá, tendremos que pagar una pasta.
Mujer: Es verdad. Entonces... Podríamos trocearlo e ir tirando los fragmentos a la basura combustible. El sofá está hecho de materiales combustibles, ¿no?
Marido: La tela y la madera sí, pero de la gomaespuma no estoy seguro. De todas formas, vamos a tardar un huevo en ir tirando todos los trozos.
Mujer: Y qué se le va a hacer...

El infame sofá de tres plazas.

Normalmente, cuando se tira la última porción del trasto hay que empezar con otro objeto viejo que se ha quedado inservible.
Pero a veces, la cosa se complica:

Caso 2:
Hijo: ¡Papá! ¡Se nos ha muerto el San Bernardo!
Padre: ¡Vaya por Dios! ¿Y qué hacemos ahora? A ver... Un San Bernardo es combustible, ¿verdad?
Madre: ¡Pero hombre!¡Qué barbaridad! Con el tamaño que tiene... Hay que sacarlo el sábado, con la basura grande.
Padre: Sí, pero es que hoy es martes y estamos en agosto. Acuérdate de lo que pasó la última vez con el pescado. Para el sábado, el cadáver del bicho nos habrá liquidado a todos.
Hijo: No hables así de Puchi, papá.
Padre: Sea como sea, si lo tiramos como basura grande, tendremos que pagar una pasta.
Madre: Es verdad. Entonces... Podríamos trocearlo e ir tirando los fragmentos a la basura combustible.
Padre: Vale. Pero que se encargue el niño, que es el que más lo quería.

¡No pensarías en serio que iba a poner la foto del pobre San Bernardo! ¡Sádico!

La alternativa al método “de fragmentación” es el método “déjalo en la calle a ver si pasa alguien y se lo lleva”. Es una alternativa viable en el caso de equipos electrónicos que todavía tengan un pase, como alguna impresora vieja o un ordenador semi-destripado. Otros, como el inodoro que se cascó, no tienen mucho éxito que digamos. Se quedan ahí donde los dejaste, haciéndote sentir culpable cada vez que sales de casa y pasas por delante y, con el tiempo, se va formando en la calle un pseudo-hogar compuesto de todos tus muebles viejos.

Si a ti se te ocurren otros métodos...

Continuará...

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