lunes, agosto 10, 2009

Entrevistando a Don Guri, parte 4 (creo)

Gustav: Don, ya ni me acuerdo de cuándo salió la anterior parte de esta entrevista. Y ha pasado casi medio año desde que publicaste la última entrada. ¿Piensas que todavía queda alguien ahí leyéndote? Es más, ¿piensas que a alguien todavía le importa?

Don Guri: Bueno, soy optimista. Cosas más raras se han visto.


Por ejemplo: este tobogán con forma de elefante rosa, por un diseñador de columpios que vio demasiado Dumbo en su infancia.


G: ¿A qué se ha debido tan larga ausencia?


DG: Ya sabes: cosas, cosas. Más bien, la pregunta debería ser por qué he vuelto ahora. Y... el motivo es que me di cuenta de que muchos blogs simplemente languidecen y un día dejan de actualizarse y se les supone muertos, pero nadie certificó su defundión. Esto es un poco triste, y no quería que le pasara al Chorizonte.


G: ¿Eso quiere decir...?


DG: Sí. Finalmente, ha llegado el momento de poner en serio la fecha de caducidad. Y ha resultado ser justamente hoy.


G: Pero... ¿Por qué ahora?


DG: Lo típico: las ocupaciones, otros proyectos... Mejor que tener mal atendido el blog, veo más sano caducarlo. Es un poco chungo porque tenía varios posts a medio escribir, varias tiras de Don Guri medio dibujadas, y varias fotos curiosas esperando su momento. Pero no consigo ponerme a terminarlos.


G: Entonces, ¿dichos posts terminarán en el olvido?


DG: Hombre, a mí se me han olvidado hasta los posts que he publicado. Aunque por otra parte nada me impide que un día que tenga más ganas y tiempo libre de lo normal suba alguno. Aunque el blog esté caducado, seguirá estando ahí. Nada impide servir alguna rodajita nueva.

G: Don, en todo este tiempo, ¿qué posts crees que han tenido más aceptación?


DG: En los primeros tiempos, fue bastante popular la serie sobre cómo tirar la basura. Quizás debería abrir un blog en exclusiva sobre qué hacer con la basura.
Después, un post que no imaginaba que atraería a tanta gente fue el de mi lucha contra el moho. Seguramente, internautas que tienen algún problema con el moho y buscaban un remedio. Me pregunto qué pensarían al llegar al Chorizonte. Encima, desde entonces he tenido dos luchas aún más atroces con mohos aún más malignos que habrían merecido sendos posts. Quizás debería escribir un blog sólo sobre moho.
Otro post que ha tenido bastante éxito es el de “Cómo encontrar novio”. Me da que ha “ayudado” a más gente de lo que pretendía. Quizás debería abrir otro blog de consultorio. Hmmm... se acumula el trabajo.

G: ¿Alguna anécdota que te gustaría comentar?


DG: Pues sí. Una vez, mirando las estadísticas de cómo llegaba la gente a este blog, me encontré con que algún individuo había metido en Google los términos “japonés pronunciación asesino madre”. Qué fuerte. Me tuvo dos noche sin dormir, cavilando sobre...
- Si era un tío que estaba pensando asesinar a su madre. ¿Debería avisar a la policía?
- Si encima pensaba asesinarla empleando la pronunciación japonesa. ¡Eso es ser retorcido y creativo! Ni en un millón de años se me ocurriría cómo matar a alguien usando una pronunciación.
- ¡¡¡Que metiendo en Google semejante disparate, le condujeran a mi blog!!! ¿¿¿Eso habla mal de Google o de mi blog???



Un método para aprender pronunciación inglesa que le dejará con la boca abierta.


G: ¿Cómo valorarías tu experiencia con el blog?


DG: DPM. Aunque al principio el propósito del blog fue simplemente sacar cosas que daban vueltas por mi cabeza, se termina conociendo gente y es divertido.

G: Antes dijiste algo de proyectos futuros...


DG: Aparte de la conquista del mundo, probablemente haya algo orientado a público japonés; con furcias y casinos implicados... Naaa, lo de las furcias y casinos es broma, una referencia friki a Futurama. Además, por lo que sé, en Japón son ilegales los casinos.

G: Algo que mucha gente quiere saber: ¿Crees que Japón es un buen país para vivir?


DG: Mira, mi idea de un buen país es aquel en el que nada más llegar te den una pensión de por vida, un Ferrari con una maciza en tanga, y le pongan tu nombre a una calle. Según este criterio, a Japón aún le queda mucho por mejorar.

G: Y para terminar: ¿qué le recomendarías a alguien que esté pensando venir a Japón?


DG: Que me traiga chorizo.


Gracias a todos. Ha sido un placer.

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sábado, marzo 21, 2009

Regalos japoneses

Un aspecto no tan conocido de la cultura japonesa es que a los japoneses les gusta hacer regalos.
¿Qué digo les gusta? ¡Adoran hacer regalos! ¡Lo necesitan! ¡¡¡Es un instinto incrustado en su ADN!!!


Un inocente regalo japonés es potencialmente capaz de destrozarte la vida.

Por ejemplo, te invitan a comer a su casa. Tú llevas la bebida, el postre o la coca... Lo normal, porque a fin de cuentas eres el invitado. Pero cuando ya vas a volver a casa, de alguna parte se sacan algo y ¡zas! ¡Te lo regalan!
A mí me han regalado cosas sin necesidad personas a las que acababa de conocer y a las que nunca más vería en la vida.

Dentro del mundo regalístico nipón, una de las fechas claves es San Valentín.
Como ellos no pueden actuar igual que el resto del mundo, aquí la mujer le regala chocolate al hombre el 14 de febrero... y luego, el 14 de marzo el hombre corresponde con chocolate, galletas u otros dulcecillos. Pero la guasa es que no se regala sólo a la pareja... sino también a los amigos, a los compañeros de trabajo, al jefe, a los cuñados... y como se descuide, hasta al mendigo que pasaba por allí recogiendo latas.
El maquiavélico efecto secundario es que si ninguna chica te regala chocolate te sientes una piltrafa humana porque tienes menos éxito con las mujeres que Epi y Blas. Pero es que, como los chocolates y galletas están sobrepreciados a unas tres o cinco veces su valor normal, cuando una chica te regala, en vez de alegrarte lo que haces es pensar “¡Hostia, no! ¡Otra a la que le tengo que regalar una putas galletas el 14 de marzo! ¡A la mierda la nueva cámara digital que pensaba comprarme! Voy a terminar recogiendo latas, como el mendigo”.


Un bomboncillo de San Valentín te puede costar fácilmente 3 euros. Y no es coña.

Y el culmen del sadomasoquismo social son los viajes. ¡Que no se te ocurra volver de un viaje sin traerle un detalle a toda la parentela, a los compañeros de trabajo y a todo bicho viviente al que fuiste lo suficientemente pardillo para decirle que te ibas a Corea!
Estos souvenirs de los viajes, en japonés se llaman “omiyage”. Quizás es la palabra más infame de todo su idioma.
No importa que los japoneses se recorran ocho países en siete días: hay que dedicar tiempo a elegir los omiyages. No importa que comprar omiyages para dos o tres docenas de personas te llene media maleta. ¡Hay que hacerlo! Y lo más sangrante es que todo el mundo es consciente de que tanto lo que te traen a ti, como lo que tú les traes a ellos suele ser una chorrada que a nadie le interesa y acaba en la basura.

Aparte, hay miles (o millones) de ocasiones: cumpleaños, el Día de los Abuelos, el Día de los Nietos, el Día de la Madre que los Parió, etc.

Por eso, recibir un regalo de un japonés es una trampa social mortal. Escóndete, huye, fíngete loco, coge la lepra... Lo que sea, antes de que consiga entregártelo. Porque una vez que lo has aceptado, si correspondes entrarás en un círculo vicioso del que jamás podrás salir y que incluso podrían heredar tus hijos, los hijos de tus hijos y hasta las cucarachas que vivan en tu casa.
Pero si no correspondes... ¡entonces quedas como un desagradecido antisocial! Y encima, ellos no captan la indirecta, porque es culpa de su instinto genético nipón. Te seguirán haciendo más y más regalos, y tú seguirás descendiendo por la escala del comportamiento antisocial hasta convertirte en una cáscara vacía, en un ser despojado de todo vestigio humano, como... no sé, Britney Spears.

“Yo era famosa. Tenía el mundo a mis pies. Entonces, un día un japonés me hizo un regalo. No supe cómo reaccionar... y ahí empezó todo”

Entonces, según la Escuela Choricil sólo existen dos formas de actuar adecuadas cuando un japonés te regale algo:


- Aceptarlo y echarlo a la pila. Cuando te toque a ti corresponderle a alguien, coges algo de la pila y se lo das. Hay tres problemas: 1) cuidado de no dárselo a la misma persona que te lo dio. 2) Si es algún alimento, ojo a la fecha de caducidad; a nadie le hace gracia recibir una caja de huevos de salmón caducados hace año y medio. 3) Si por ejemplo, se supone que has vuelto de Mongolia, y le entregas una morcilla de Burgos que estaba en la pila, la cosa canta. Ten preparada una explicación (sugerencia ultrachoricil: la compañía aérea te cambió las maletas).


- Destruir inmediatamente el regalo... y al que te lo ha dado. Es lo más efectivo, aunque hay cierto riesgo de que te metan en la cárcel o te condenen a muerte. Pero no te preocupes demasiado. Los jueces japoneses también son personas que conocen lo que es sentirse atrapado en el círculo vicioso de los regalos. Así que estará predispuesto a tu favor, y un abogado competente no debería tener problemas para conseguirte una sentencia absolutoria. Recuerda agradecérselo adecuadamente. Por ejemplo, con un buen regalo.

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sábado, febrero 28, 2009

Fotografía nocturna

Don Guri, tío, peaso vago.

Oye, estaba mirando el blog de un colega y he visto que había colgado algunas fotografías nocturnas. No las reproduzco aquí para que no me venga con rollos de derechos de autor y que si le tengo que pagar nosécuánto y entregarle a mi primogénito. Pero ya sabes, fotos de este estilo:


¿Cómo se las apañaba la gente antes de existir el buscador de imágenes del Google?

Me molan las fotos nocturnas. Yo también querría sacar algunas. Sé que tú, en tus tiempos, le dabas a la cámara. A ver si me das algunos consejos, mamón.

Don Guri


Saludos, Don Guri.
O te llamas como yo, o tengo un caso de doble personalidad (creo que es esto último).

Bueno, lo de hacer fotos por la noche no es tan complicado. La única pega es que tienes que usar una exposición larga para que la cámara pueda captar la suficiente luz. Esto hace que sostener la cámara con las manos sea prácticamente imposible, ya que la foto siempre te saldrá movida.
Entonces, estas son algunas soluciones:

- Usa un trípode. Es la opción de los profesionales. La desventaja es que tienes que ir cargado con él. Abrirlo. Manipularlo... En una palabra: es un coñazo. Tiene la ventaja de que, aparte de para hacer las fotos, también te sirve para defenderte si te sale algún mangante: le golpeas con el trípode, y cuando esté en el suelo se lo metes por el recto (o ano) con las patas por delante, se lo abres dentro y luego le pegas fuego. Esto puede parecer ultraviolencia gratuita, pero recuerda que él intentó agredirte primero.


A un trípode se le pueden dar más de mil usos alternativos. El límite está en tu imaginación (aunque si yo tuviera esa imaginación, me pondría en tratamiento, so pervertido)

- Apoya la cámara en algún sitio. Una cornisa, un buzón, una papelera... Tiene la ventaja de que no necesitas acarrear equipo adicional. La desventaja es que no puedes hacer el encuadre que quisieras, ya que dependes de los elementos del terreno. En caso de que no encuentres ningún soporte adecuado, puedes apoyarla en tu pene (por eso el “pene” se llama también “polla”). Si tu pene no está lo suficientemente desarrollado, o tu erección no es todo lo sólida que haría falta para sostener la cámara, o eres mujer, puedes plantearte pedirle ayuda a algún transeúnte que pase por allí. Yo no dejaría que el pene de un desconocido tocase mi cámara, claro. Pero eso depende de cada uno.

- Usa tus poderes jedi para hacer levitar la cámara sin tocarla. Es un método limpio y práctico. El único inconveniente es que propicia caer en el Lado Oscuro: cuantas más fotos tomes con este método, mayor el riesgo de que tu espíritu y tu moral se pasen al Reverso Tenebroso. El destino final, peor que la muerte, es verte convertido en el paparazzi oficial de la Duquesa de Alba.

No puedo evitarlo. La cara de esta pseudomujer me da miedo. Mucho miedo. Inicluso así de pixelizada, tengo que evitar mirarla muy directamente.

- Conecta el temporizador de la cámara y lánzala al aire en una parábola que habrás calculado para que en el punto más alto (en el cual, durante un brevísimo instante la cámara estará estacionaria), el encuadre sea el que deseas, y se dispare la foto. Claro, que si eres capaz de hacer algo así es porque eres un puto genio superdotado y no estarías preguntando lo que has preguntado.

- Piratea la foto, y di que la has hecho tú. El número de gente con cámaras de fotos aumenta sin cesar, pero la superficie de la Tierra permanece constante. Esto implica que ya se haya fotografiado hasta el último rincón del mundo. ¿Para qué molestarte en hacer tú la foto, si seguramente otro ya la haya hecho antes que tú? Busca en internet, que seguro que está. Pásale un filtro de Photoshop para personalizarla, y presume de tu técnica.

- Y si todo lo anterior falla, haz como yo cuando me entran ganas de ponerme a escribir este blog: siéntate y espérate a que se te pasen. Garantizado.

Don Guri

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sábado, diciembre 20, 2008

Qué es la vida

Algunas secciones del Chorizonte parece que se han ido, pero en realidad nunca se fueron. Señoras y señores, vuelve Nico.


Buenos días. Hacía ya tiempo, ¿eh?
¿Qué es la vida? Interesante pregunta. Bueno, la vida es un don hermoso que, en opinión de algunos nos otorgó Dios, y en opinión de otros nos concedió un mono evolucionante. En cualquier caso, yo creo que es indiferente: estamos aquí, y lo demás es un poco ganas de calentarse la cabeza.


Google tiene muy claro lo que es la “vida”. Al introducir el palabro, la primera imagen que aparece es la de esta señorita.

Los científicos, esos seres ultraeminentes que nos dicen a los que somos gente normal qué es verdad y qué no (aunque ellos mismos no paran de desmentirse unos a otros) decidieron hace un tiempo, así por la cara, que para que un ser vivo biológico no sea un ser inerte debe cumplir tres funciones: la de nutrición, la de relación y la de reproducción.

La de nutrición se conoce vulgarmente como “comer” o “papear”. Consiste en que lo que no te mata te hace más gordo.

La de relación es, como si dijéramos, ser interactivo con el medioambiente externo. Por ejemplo, si le pegas una patada a una roca, la roca ni se inmuta. Eso significa que la roca no se ha relacionado contigo. En cambio, tú sientes dolor, magullamiento y unas ganas tremendas de excrementarte en los padres de la roca. Eso significa que tú te has relacionado con ella. Por tanto, tú eres un ente relacionístico y la roca no. Hay casos confusos, como mi reproductor de DVD, que pone que es interactivo, pero no parece muy vivo.

La última función, la de reproducción, se divide en dos tipos: asexual y sexual.
La asexual es, básicamente, que si te da por ahí te haces como una automasturbación y ¡zas!, vas y te reproduces del tirón. Las bacterias son altas practicantes de esta técnica, y como resultado son los seres más pululantes de la Tierra.
El otro tipo es la sexual. Esta reproducción es bastante más follonera; de aquí procede el término callejero “follar”. Para empezar, hay que buscar un compañero del sexo opuesto. Y para complicar aún más las cosas, encima ha de ser también de tu misma especie. Esto limita seriamente el número de posibles parejas. Además hay infinitud de otros impedimentos, como que no sea época de celo, que la atracción no sea mutua o que al otro le duela la cabeza.

De todas formas, estas normas son un poco chapuceras, y ya desde el principio los científicos empezaron a encontrar criaturillas como los virus o algunas arcillas protovivas que no encajaban bien en esta deficinión. Unos decían que estaban vivos, otros decían que no, y otros decían que eran intrínsecamente inclasificables e indescriptibles, como Mikel Jakson.
Total, un lío.


¿Imagen de arcilla, o la cara de Michael Jackson dentro de unas cuantas operaciones más? Sólo el tiempo lo dirá.

Mi teoría es más sencilla. No se trata de decidir entre vivo o no vivo, sino cómo de vivo está más o menos. Pongamos por caso a mi tío Salustio. Mi tío Salustio hace 3 años que casi no se mueve del sofá. Pesa 150 kilos y se alimenta exclusivamente a base de pizzas untadas de sobrasada y mostaza. Cumple de sobras la función de nutrición. Pero se relaciona más bien poco, y no se reproduce en absoluto. Así por consiguiente, podríamos decir que mi tío Salustio está aproximadamente un 60% vivo. Por su parte, el sofá ha cogido la forma del trasero de mi tío. Eso le da un 10% de vida.

Según mi amigo Proto, la vida es una mierda. Porque cualquier organismo, sea planta/animal o humano, tiene respectivamente que defenderse desde que nace hasta que muere de depredadores que quieren comérselo, o de cabrones que quieren jodérselo. Una vida entera de esfuerzo para al final acabar palmándola se quiera o no se quiera.
De todas formas yo creo que esta visión pesimista de Proto es porque de chico se le murió una rana que él tenía en mucha estima, y eso se le convirtió en un traumón. La verdad es que yo he visto a Proto reír cuando delante de él Don Guri pisó una caca de perro, llorar cuando se le cayó a un charco el porro que se estaba liando, y suspirar cuando aquella tía buena que se intentaba ligar le dijo que ya tenía novio. Sin lugar a dudas, Proto está un 100% vivo.

Nico


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domingo, noviembre 23, 2008

Lovestory

El otro día estaba bebiendo con Tanaka, un colega majo al que cuando va por la tercera copa normalmente le entra la vena intimista y entonces, para ser sinceros, resulta un poco pesado. Esta vez, le dio por preguntarme:
- Don, querido tomodachi, ¿alguna vez te han robado el corazón?



Supe que el alcohol ya le estaba afectando porque cuando está lúcido no me llama “tomodachi” (que significa “amigo” en japonés), sino “kaburon”, palabra que no he encontrado en el diccionario pero sin duda significará algo de un vínculo hermoso y profundo entre seres humanos.
- Sí, una vez –le contesté. - Pero puse una denuncia y la policía me lo recuperó al día siguiente.
- Es esa chica, ¿sabes? –continuó él–. Se llama Yoshie. Una chica de la oficina, que me trae loco. No sé por qué, porque realmente ni siquiera es mi tipo. Pero no paro de pensar en ella: cuando me levanto, cuando me acuesto, cuando me hago una...
- Sí, ya, ya entiendo. No hace falta que seas tan gráfico. ¿Has probado ya a invitarla a salir o algo?
- Me gustaría. Pero hay varios problemas.
- ¿Como cuáles?
- Para empezar, está casada.
- Eso no te detuvo aquella vez que quisiste enrollarte con aquella tal Tomoko. La que su marido te dejó ese brazo izquierdo lisiado.
- También, es que cuando paso por su lado me pone la zancadilla.
- Mmm... Eso podría ser un indicio de cierta reticencia por su parte.
- Lo peor es cuando miro su escritorio.
- ¿Porque tiene una foto de su marido y sientes punzadas de celos en el corazón?
- No, porque tiene un muñeco vudú de mí y siento punzadas de los alfileres que tiene clavados en los ojos.


El camarero se acercó, viendo que habíamos terminado nuestras bebidas. Pedí un tequila sunrise para mí, y para Tanaka pedí un cóctel de vodka, whisky y un chorrito de alcohol etílico. Cuanto antes petara, menos rollo tendría que aguantar.

- Siempre te fijas en mujeres difíciles, Tanaka. Según Freud, eso significa que te tienes en baja estima. Prefieres que te rechacen para no afrontar la responsabilidad de llevar adelante una relación, cuyo eventual fracaso podría dañar tu ego - le dije.

Por supuesto, no tengo ni zorra idea de las teorías freudianas. Pero Tanaka tampoco se iba a dar cuenta.

- Sin duda, procede de una inseguridad en tu pene –añadí. Por lo que sé, para Freud todos los problemas tenían relación con el pene. Incluso las mujeres sufrían de envidia del pene. Hablando de penes, ¿os habéis preguntado alguna vez si hay alguna relación entre “pene” y “penetrar”? A mí se me acaba de ocurrir ahora. Pero bueno, sigo con la historia, que me desvío...

- Don, eso lo dices tú que rebosas seguridad en ti mismo porque puedes tener a la tía que quieras. Para los demás no es tan fácil. Por ejemplo, aún me acuerdo de cuando me contaste aquella orgía que tuviste con más de 100 mujeres, coronada con una sesión sadomaso con una maciza vestida de agente de la ley.
- Sí, bueno... Ya que mañana no te vas a acordar, puedo confesarte que en realidad eso fue una interpretación creativa de una vez que me metí borracho en el vagón de tren exclusivo para mujeres y una policía me sacó a patadas y me golpeó con la porra. Qué quieres que te diga. Ventajas de ser el autor del blog y poder escribir las fantasmadas que me dé la gana.


Si ahora yo juro que esta foto es auténtica podríais no creerme, pero siempre quedará alguna duda... ¿Cómo? ¿Que no? Cachislamar... Cinco minutos de mi tiempo perdidos con el trucaje.

Tanaka se quedó mirando al vacío durante unos instantes. Pensé que el cóctel ya le habría hecho efecto y se caería redondo allí mismo. O lo mismo iba a ir al servicio. Cualquiera de las dos cosas me daría la oportunidad de huir.
Fallé en mi predicción. Tanaka continuó:
- ¿Qué hago, Don? ¿Cómo puedo quitármela de la cabeza? ¡Además, todos los días tengo que verla en el trabajo!
- Mira, Tanaka, es fácil. En España tenemos un refrán que dice “la mancha de mora, con otra mora verde se quita”.
- ¿Eso significa que debo fijarme en otra chica?
- No. Eso significa que debes zamparte lo menos kilo y medio de moras verdes. Te aseguro que dejarás de pensar en mujeres por una temporada.
- No sé, Don. Creo que no me tomas en serio.
- Si lo prefieres, preséntamela y yo hablo con ella para que acepte una cita contigo.
- ¿Presentártela a ti? ¡Ni hablar! ¡Tú lo que quieres es ligártela!
- ¡Me ofendes! ¿Crees que le haría eso a un amigo?
- Te recuerdo que yo estaba felizmente casado, hasta que para robarme a mi mujer le enseñaste ese montaje de Photoshop de mí y el mandril patizambo.
- Pero hombre, aquello fue una bromilla sin importancia por el Día de los Inocentes.
- Ya... ¡en julio!
- En mi religión, el 17 de julio es el Día de los Inocentes.
- Pues yo no aguanto más. Voy a cometer una locura.
- Antes de eso, ¿podrías pagar la cuenta de lo que llevas bebido? Y de camino, mi cuenta. Total...
- No, no. Me refiero a que voy a declararme directamente en la oficina. ¡Que se entere ella y que se entere todo el mundo!



Con la borrachera, Tanaka estaba se estaba poniendo progresivamente excitado, e iba levantando la voz cada vez más. Intenté acabar la conversación.
- ¿Y para llegar a esa conclusión me has dado la murga media hora? La próxima vez que quiera ir a beber saldré con el mandril patizambo –le dije, para darle a entender sutilmente que no me interesaba su charla.
- ¡¡No hay que avergonzarse del amor!! – siguió gritando. Ya todos nos miraban.- ¡¡¡Deberíamos ser libres de expresar nuestros sentimientos a los demás!!!
- Sí. La mitad de la población acabaría en la cárcel, pero mientras tanto sería un mundo bastante divertido, eso te lo admito. Ahora vámo...
- ¡¡¡Yoshieee!!! ¡¡¡Te quiero!!!

Y aquí es cuando la historia toma un giro inverosímil pero que yo juro que es cierta, y que la palme Buda si miento. Ah, espera, que ya murió hace la tira de tiempo. Bueno, da igual. El caso es que de dos mesas más para allá de donde estábamos se levantó una mujer: bien peinada, bien vestida, con unos bonitos ojos abiertos de par en par por la sorpresa.
- ¿¡Tanaka!?
- ¿Yo... Yoshie? ¿Qué haces...? ¿Como tú por aquí?
- Estoy bebiendo con una amiga. He roto con mi marido.
- ¿Eh? Ah...
- Tanaka... ¿Es verdad lo que has dicho? ¿De verdad me quieres?
- Sí, yo... Esto... Pero el muñeco vudú...
- ¿El muñeco?... Ese no eres tú, ¡es del jefe de la oficina!
- ¿Y lo de hacerme la zancadilla?
- ¡Pero si fuiste tú mismo, que tropezaste por andar mirándome el escote!
- Yoshie...

Y Tanaka y Yoshie se fueron juntos del bar y se perdieron en la noche. Ni siquiera pagó su cuenta, el muy traidor. A la amiga de Yoshie, que por cierto estaba muy pero que muy bien, también la habían dejado plantada. Así que como de lo perdido saca lo que puedas, me senté en su mesa.
- Hola - la saludé.- Parece que nos hemos quedado solos. Me llamo Don Guri.
- Yo soy Kanako.
- ¿Sabes? Entre otras cosas, soy escritor – técnicamente es cierto, digo yo.- ¿Y tú? ¿A qué te dedicas?
- Pueees... Soy policía, de la seguridad en las líneas de tren. Por cierto, ¿no nos hemos visto antes?

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martes, noviembre 11, 2008

Encuentros en la tercera fase con Don Guri (2ª parte)

En el post anterior, dejamos la historia cuando el Cuarto Ángel ve acercarse a un individuo occidental al lugar donde había quedado con Don Guri.

Era Don Guri. De lejos no le había reconocido porque no llevaba su típico jersey rojo con el que yo esperaba verle. “Es que cada año, por estas fechas, acostumbro a llevarlo a lavar”, se excusó. En su lugar llevaba una camiseta con diseño propio: Al famoso gatito erguido con la patita levantada conocido como Manekineko, le había colocado en dicha pata un enorme cuchillo ensangrentado y su simpática carita tenía ahora una expresión psicópata. Debajo se leía: MANIAKONEKO. Muy ingenioso. El tio hasta lo tiene registrado. Yo por mi parte llevaba una camiseta con un eslogan publicitario que decía: CALCETINES MOYA, DESDE LOS PIES HASTA LA..........¿PO.....R QUÉ NO SE LOS COMPRA?

A la izquierda: manekineko. Un gato que suele estar presente en la entrada de restaurantes y tiendas japonesas, y se supone que trae prosperidad y tal. A la derecha, maniakoneko.

Bastante cabreado por su tardanza, pasé de saludos y le espeté:
- ¡Joder, tio! ¡Llevo una hora esperando!
- Perdón. Las voces, que dijeron que limpiara las armas. -me respondió con la mirada perdida.
Coño, que excusa más buena. Cualquiera discute con alguien que te suelta eso.
Después de los saludos decidimos ir a un restaurante cercano a comer. Siento decepcionar a las posibles fans que tuviera, pero, al igual que yo, facialmente Don Guri no es muy agraciado. Lo cual me hizo sentirme más a gusto y compenetrado con él, pues yo también sé lo que es que tu madre te acaricie con una rama [Debo decir que aquí, el Cuarto Ángel exagera. Modestia aparte, tengo un careto bastante agraciado, como muy bien pueden atestiguar todas las chicas que me han conocido... después de la quinta cerveza. Por otra parte mi madre jamás me acarició con una rama. Simplemente, me ponía primero una bolsa de papel en la cabeza].
-¡Joder, tio! ¡Vaya barrio al que te has venido a vivir! -le comenté mientras caminábamos.
- ¿Cómo? Por favor ponte a mi derecha porque por este oído no oigo muy bien.
Al parecer su sordera viene del día que nació, cuando la comadrona le encajó dos ostias al confundirle la cara con el culo.
- Digo que vaya barrio al que te has venido a vivir. ¡Qué gente!
- Si, bueno, ya les he pedido perdón. De todas formas, es un barrio con mucha vida.
”Hasta que fumiguen”, pensé yo.

Por fin llegamos al que probablemente sería el restaurante más cochambroso de Japón y no pude reprimir una mueca de asco.
- No te dejes engañar por su aspecto exterior -me dijo Don Guri al notarlo- Se come muy bien.
Tenía razón. El exterior no le hacía justicia. Por dentro era aún peor. Hasta una rata se ofendería si la hallaran allí muerta. El único sitio donde se podía encontrar higiene era en el diccionario.
Como él era más experto en temas culinarios, dejé que pidiera.

Mucho sushi y mucho rollo, pero en cuanto prueban el jamón ibérico y la tortilla de patatas se les hace la boca agua.

Mientras comíamos me habló de sus duros principios en Japón cuando trabajó como ayudante de un luchador de sumo, limpiándole el culo después de cagar porque él no llegaba. Ahora le había dado por la fotografía y preparaba una exposición sobre perros atropellados. No sé yo.
En un momento de la comida nos trajeron unas semillas de soja fermentadas, viscosas y malolientes, llamadas natto. Su sabor es equiparable a lamer el suelo de unos urinarios públicos en Calcuta [Aquí iba a hacer la broma de “¿Y cómo sabe él a qué sabe el suelo de unos urinarios de Calcuta?”. Pero sería una bajeza por mi parte, así que me abstendré de semejande comentario]. Por eso, cuando al terminar la comida Don Guri me preguntó que si quería algo de postre, le respondí veloz:
-Una ambulancia.
Tuvimos más anécdotas juntos, como el día que me llevó a jugar al golf a un recinto especial en el que en lugar de pelotas usan sapos vivos, pero describirlo heriría sensibilidades... sobre todo, sensibilidades de sapos. Así que me despido.
Ha sido un honor colaborar contigo.
Hasta siempre.

Bueno, ya habéis visto el talento que tiene el condenado. Semejante talento se desperdicia vaya usted a saber en qué indolencias y vicios, mientras yo tengo que estrujarme el cerebro para desarrollar temas en cada post.
Ya sabes, Cuarto Ángel: cuando quieras, tienes un espacio en este blog. Y no solamente no te pediré nada a cambio, sino que tampoco te lo daré.

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viernes, octubre 31, 2008

Encuentros en la tercera fase con Don Guri (1ª parte)

Los que llevéis tiempo por aquí os acordaréis de un tal “El Cuarto Ángel” que solía hacer comentarios con dos características comunes: eran casi tan largos como el post que comentaban... y más ingeniosos.
Ante alguien así, otros blogueros quizás se habrían sentido amenazados. No yo.
No porque yo sea un tipo estupendo y eso, sino porque mi Lado Vago reconoció enseguida a un posible sucesor en el que descargar el trabajo de escribir el blog. Sí, quizás algunos notarían cierto cambio de estilo; y quizás la mayoría se percataría de que, de repente, el título del blog habría cambiado a “Allá en el Cuarto Ángel”. Pero seamos sinceros: escribir un blog supone cierto trabajo, y el trabajo siempre es más agradable cuando lo hacen otros.
Pero parece que el tío se olió la tostada, y prefirió hacer mutis por el foro.
De todas formas, como en el fondo es buena persona (aunque no preguntéis qué les hizo a los tres ángeles anteriores), decidió despedirse de mí escribiendo no ya un comentario, sino todo un magnífico post sobre nuestro encuentro en Tokio.
... Tan magnífico y tan extenso, que he tenifo que partirlo en dos, para que a mis amados lectores no les dé una embolia cerebral por leer tanta parida seguida.
- ¡Eh, eh! ¡Un momento! Que El Cuarto Ángel no comenta desde hace lo menos año y medio. ¿No me dirás que has esperado todo este tiempo para publicar su colaboración?
- Eeeeeer.... Puede parecer mucho tiempo. Pero ya se sabe, esto de los posts es como los vinos o Sean Connery: ganan con la edad.


Así es como yo imaginaba al Cuarto Ángel antes de conocerle. La realidad resultó ser mucho más aberrante.

Hola a todos.
Tal vez debería dar las gracias a Don Guri por permitirme compartir podio, pero prefiero aprovechar este sitio para amenazarle de muerte si no me devuelve el dinero que me sableó en Tokio.
Ya en mi llegada al aeropuerto de Narita la cosa empezó mal. Aunque todo comenzó en España cuando me dejé convercer por él para que le llevara unos chorizos ocultos en el equipaje. Al llegar al control de aduanas japonés me obligaron a abrir la maleta y me trincaron.

- Esto no lo puede pasar. Está prohibido. -me gritó el aduanero con severidad.
- "Cazar ballenas también, cabrones." - mascullé- Lo siento, no lo sabía- me disculpé [Aquí, el Cuarto Ángel peca de ingenuo. En caso de ser pillados con un chorizo o similar, la técnica adecuada es afirmar que lo que lleváis es una reliquia religiosa: un cacho del intestino grueso momificado de San Jabugo, por ejemplo; mostraros indignadísimos por haberla confundido con un embutido, y amenazar con represalias por coacción a la libertad de culto religioso]. A continuación, con más ingenuidad que aquella esposa que revisando el equipaje del marido que se marchaba a un congreso encontró una caja de condones dijo: "Pero será tonto este hombre. ¡Para que querrá los condones si yo no voy con él!" Pues yo pregunté:
- ¿Qué van a hacer con los chorizos?
- Hay que quemarlo -me respondió con gesto serio, pero se le notaba que interiormente estaba más contento que psicópata con cuchillo nuevo.

Y así, compuesto y sin ibéricos llegué a Tokio.
Días después, y ya instalado en la zona de Shinjuku, contacté telefónicamente con Don Guri para nuestra primera cita, que sería en su barrio. Con una breves indicaciones de cómo llegar y un plano de la zona, que previamente me había mandado vía mail, tomé el tren.
"Es un barrio muy céntrico" me indicó el muy cachondo. ¡Céntrico para ser Japón! ¡No te jode! Porque está donde Buda perdió las chanclas. Más que un plano callejero me hubiera hecho falta un atlas. Después de yo qué sé cuántos cambios de trenes llegué a la estación. Habíamos quedado en la entrada a las 12. Mientras esperaba me entretuve en observar detenidamente la zona, en la que por cierto (y esto es una regla general para todas las calles de Tokio), hay más gente por la calle que en el libro ese de Wally.

¿Dónde está Don Guri?

La primera impresión que me dio fue que estaba llena de gente VIP: Vagos, Indeseables y Putas. Harapientos individuos dormitaban sobre cartones junto a tetrabriks de sake. Yakuzas trajeados y con gafas de sol, a pesar de estar nublado, descansaban sobre coches de lujo esperando al jefe y "robopilinguis", que diría mi idolatrado Bender, ofrecían sus servicios ataviadas con vestidos más horteras que ninjas vestidos por Agatha Ruiz de la Prada.
Las 12´30 y Don Guri sin aparecer. Me entró hambre y aprovechando que no me había cepillado los dientes desde hacía 2 días comencé a alimentarme del sarro.
Las 13´00 y el amigo sin venir. Ya empezaba a ponerme más nervioso que Chewbacca en una peluquería, cuando veo que un occidental se dirige hacia mí.

¿Será realmente Don Guri el occidental que se aproxima? ¿Será el inicio de una hermosa amistad? ¿O será el inicio de una demanda judicial? ¡¡¡No se pierdan la continuación de esta apasionante historia!!!

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