Conociendo mejor a los japoneses
- Mmm... Encuentro que, últimamente, por aquí se habla mucho de colas.
- No, hombre, no. Quiero decir una cola de las de esperar. Mira:
(Todas las fotos se amplían si les haces click. De nada)
- Bueno, es el final de una cola, sí. ¿Qué tiene de especial?
- Como pasaba mucha gente, era complicado coger un buen ángulo para hacer la foto. Pero voy a intentar mostrarte su longitud. A ver...

- ¡Hala! Es un rato larga. ¿Qué estarán esperando? Al final tiene que haber algo estupendo, sin duda.
- Este es el final:

- ¿Uh? ¿No hay nada?
- Es que hay que girar la esquina. Como ves, esta cola sirve para esperar...

- ¡Otra cola!
- ¿Ein?
- Vamos a verla más de cerca:

- No puedo creerlo. ¿De qué va esto?
- Se trata de una cafetería de donuts que hay en Shinjuku.
- Pues sí que hay hambre de donuts. Luego se quejarán de que los índices de obesidad suben. Me pregunto cuánto tiempo estarán esperando...
- Tus preguntas son órdenes. Precisamente son tan considerados de poner un cartel con el tiempo estimado de espera. Aquí nadie se lleva a engaño:

- ¿¡Una hora y media!? ¡Venga ya! ¡Eso lo has hecho tú con Photoshop!
- Me conoces y sabes que no: soy demasiado vago para ello.
- Qué barbaridad. En fin. Supongo que será una ocasión especial. No sé... El Dïa de San Donut o algo así, que te los regalan.
- Nop. Es un día como otro cualquiera. No hay ninguna oferta, ganga ni rebaja.
- Lo mismo la han inaugurado hace poco. La novedad...
- Lleva abierta casi año y medio y la cola se forma día tras día, con un tiempo de espera típico entre 40 minutos y hora y media.

Foto tomada un miércoles a media tarde. Una hora de espera.
- Entonces, deben de ser unos donus deliciosos. Me pregunto si debería comer yo uno.
- La mayoría de la gente que los ha comido dicen que no están mal, pero tampoco son para matarse.
- Ya. Pero es que, un donut recién hecho...
- Quita, quita. Los que lo toman en la cafetería son una mínima parte. Normalmente compran una o dos cajas que se llevan a casa para comerlos horas después y/o al día siguiente.
- Pues no lo entiendo. En fin. Se nota que hacía buen tiempo. En esas condiciones, tampoco es tan grave pasar el tiempo charlando tranquilamente con los amigos o con tu pareja en una cola.
- La cola lleva formándose absolutamente todos los días. Haga frío o haga calor. Nieve o llueva. Sople el viento o haga 40 grados.
- ¿Pueden ser gente desocupada? No sé... Estudiantes, parados, jubilados, amas de casa...
- Hay de todo. También oficinistas, empleados... Algunos van hasta con bebés. Solos o acompañados. Matan el tiempo hablando, leyendo, con un videojuego, mirando al vacío...
Un bebé con toda la vida por delante. Da igual que pierda hora y media.
- Entonces... ¿Quiere esto decir que la gente se tira más de una hora esperando de buen gusto para gastarse el dinero en una rosquilla con azúcar? ¡Es inaudito! ¡Esto debe de ser un fenómeno parapsicológico! ¡Esa cafetería ejerce un influjo maligno!
- Psíiii... Es cierto que esta cafetería es un caso un poco especial. Pero en Japón no es raro aguardar hasta media hora o por ahí cuando quieres entrar en un restaurante o cafetería y está lleno. Habitualmente, los restaurantes tienen unas sillas en el exterior para la gente que quiere esperar. Llegas, te apuntas en una lista y... hasta que te toque.
En el fondo, lo de las sillas es incluso humanitario, comparado con lo de los donuts esos.
- ¡Qué horror! Yo creía que era en España, donde siempre tienes que esperar en los bancos, en Correos, en las comisarías...
- En Japón, esos servicios funcionan como la seda. La gente espera en los restaurantes porque quiere esperar.
- Pero... pero... ¡No lo entiendo! ¿No se supone que la japonesa es una de las sociedades donde la gente trabaja más, tiene más estrés y tiene menos tiempo libre del mundo?
- Toma, pues claro. Es lógico: ¿Cómo no van a tener poco tiempo libre, si se pasan media vida haciendo cola?
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